Pero este lúcido británico, miembro de una influyente familia, no solo
realizó grandes aportaciones al mundo literario, sino que fue un
voluntario estudioso de la botánica, y formó parte del alter-jetset de
esa época: departió con personajes como Berthrand Russell, Aleister
Crowley, Walt Disney, Krishnamurti y Ray Bradbury –manteniendo estrecha
amistad con muchos de ellos–, y fue una figura decisivamente inspiradora
para la revolución psicosocial de los 60’s. A pesar de que su obra ha
sido elogiada alrededor del mundo y ha marcado la vida de distintas
generaciones, existe un particular episodio en la vida de Huxley que sin
duda representa uno de los gestos más hermosos, y congruentes de su
existencia. Y me refiero al día de su muerte cuando, consciente del
inminente fin de sus días en este plano, le pidió a su mujer Laura
Archer que le diera LSD." Así da gusto morirse.
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